Cuatro días sin novedad: la batalla contra el mar para hallar al sanjuanino desaparecido en Coquimbo
Sigue la odisea para encontrar a Alejandro Cabrera Iturriaga, el joven sanjuanino de 17 años perdido en el mar de Coquimbo. Corrientes furiosas y fondos traicioneros complican el operativo de búsqueda, que no se rinde y sigue dando pelea.
Ya pasó el cuarto día y la angustia no afloja para la familia de Alejandro Cabrera Iturriaga, el chiquilín de 17 años oriundo nuestro que desapareció tras ser arrastrado por la corriente en la playa Cuatro Esquinas de Coquimbo. Pese al compromiso con que trabajan la Armada, bomberos, COSAR y salvavidas, el mar sigue mostrando su cara más bravía y el operativo no logra dar con él.
El lugar, una hermosa pero engañosa bahía, se vuelve un infierno submarino con remolinos y pozones que parecen beberse todo a su paso, haciendo que cada zambullida sea un desafío titánico. Ya te imaginarás el drama: Alejandro y otros cuatro pibes se metieron al agua cuando todavía no estaba habilitada la playa para el baño. Una corriente furiosa los barrió como espigas, pero un ciclista que pasaba por ahí se la jugó al máximo y logró salvar a cuatro. Pero el joven sanjuanino no tuvo la misma suerte y fue llevado mar adentro ante la mirada desesperada de su gente.
El teniente Alessandro Bisso, que entiende bien la cancha como subjefe de la Capitanía de Puerto, tiró luz sobre este laberinto líquido: "La bahía tiene corrientes que juegan al escondite entre la superficie y el fondo, y esos rebotes del oleaje arman remolinos capaces de confundir hasta al pescador más experimentado". En la playa Cuatro Esquinas, todo se complica porque las corrientes pueden llevar las aguas para cualquier lado, y las corrientes submarinas, dependientes de las mareas, hacen su juego peligroso.
Pero eso no es todo, la geografía marina tiene sus escondites oscuros: ocho pozones, trampas naturales en el fondo marino que vuelven ciega a la búsqueda y frenan a los buzos. Para no quedarse clavados, usan un robot operado a distancia que se mete en las grietas profundas que están a unos 250 metros de la costa.
Una experta en geofísica, Josse Contreras del CEAZA, explicó que el muchacho probablemente fue atrapado por una corriente de retorno: ese agua que llega a la orilla y tiene que volver a mar adentro formando como verdaderos ríos secretos. Y ojo al piojo, porque ante eso no conviene nadar directo a la orilla, sino paralelo a la costa para zafar de la trampa.
Los equipos no paran ni pitan: con lanchas, patrulleras, motos de agua, drones y botes neumáticos cubren la zona que va desde Punta Teatinos hasta Punta Tortuga, con un despliegue que intenta dejar nada al azar. La familia del pibe incluso sube a las embarcaciones para ver de cerca cómo avanza el trabajo y no perder la esperanza.
Por las tardes, cuando el mar se pone bravo con corrientes más fuertes, se suspenden las inmersiones y tiran mano a los drones y el rastreo desde la superficie. A la madrugada, la vigilancia se traslada a tierra y aire, jugando con las mareas para aprovechar cada momento.
El capitán Daniel Sarzosa aseguró que la búsqueda no se baja: el operativo seguirá firme todo el finde, dependiendo del clima y cuidando los recursos para que la lucha por encontrar a Alejandro no fracase mientras haya una chance de hallarlo, según contó el diario El Día de Coquimbo.