La Corte define el futuro judicial de Cristina Kirchner: ¿prisión, domiciliaria o anulación?
Este martes 10 de junio, la Corte Suprema de la Nación decide el destino judicial de Cristina Fernández de Kirchner tras su condena a seis años por administración fraudulenta. Se juega mucho, desde la cárcel hasta la inhabilitación política.

En una jornada con más expectativa que partido de Eliminatorias, la Corte Suprema de Justicia se pone la diez para definir qué pasa con Cristina Fernández de Kirchner, quien ya tiene una sentencia firme de seis años de prisión por el caso Vialidad, que investigó supuestos desvíos de guita pública en Santa Cruz.
El máximo tribunal se juega el partido más caliente del año: confirmar la condena implica que Cristina podría ir presa o quedar en prisión domiciliaria por ser mayor de 70 años. Además, si la ratifican, se queda sin poder candidatearse, lo que es clave para ella que tenía pensado pelear en la Legislatura bonaerense.
El quilombo judicial viene desde una denuncia del fiscal Alberto Nisman antes de morir y tras un pechito largo con la Cámara Federal de Casación que confirmó la condena en diciembre pasado. Cristina no se quedó de brazos cruzados y pidió que la Corte revise todo.
En un acto del Partido Justicialista, la vicepresidenta le pegó sin anestesia al Poder Judicial y al gobierno de Javier Milei, diciendo que estar presa sería un "certificado de dignidad" y que el actual gobierno apunta a dejar sin liderazgo a la oposición para que se caiga todo después de las elecciones.
¿Qué opciones tiene la Corte? Confirmar la condena y dejarla afuera de la política, anularla parcialmente para darle una segunda oportunidad a los tribunales o darle marcha atrás total, algo que sería una bomba y le abriría la puerta grande para seguir en carrera sin restricciones.
El caso también tiene a la jueza Elena Highton de Nolasco bajo la lupa, aunque todo esto es mucho más grande que un expediente más: refleja cómo está la relación bomba entre política y Justicia.
Los jueces Horacio Rosatti, Ricardo Lorenzetti y Carlos Rosenkrantz tienen en sus manos un fallo que va a mover el avispero político y judicial de acá a fin de año. Mientras tanto, las calles se llenan de kirchneristas y antikirchneristas tirando bocinazos y gritos frente a la Corte.
La propia Cristina se apronta para una charla con senadores peronistas justo a la hora clave, mandando un mensaje bien claro desde la resistencia institucional: "Dale, meteme presa. ¿La gente va a ganar más plata? ¿Van a mejorar hospitales?"
La Corte tiene tiempo hasta el cierre del día para sacar la decisión, que ya pinta como un antes y un después en la historia judicial argentina. Un fallo a favor sacudiría la grieta y profundizaría las críticas al sistema judicial; en contra, marcaría a Cristina como la primera vicepresidenta con condena firme y dejaría el escenario político más armado que nunca.
Expertos coinciden en que no es solo un caso penal, sino el centro del debate sobre cómo se llevan los poderes en Argentina, en un año donde la reforma judicial y los recortes estatales hacen que el asunto salga del juzgado y pase directo a la calle y a la urnas.