Las criptomonedas rompen récords en todo el mundo: ¿se viene un nuevo orden para la guita?
La adopción de las criptomonedas se disparó a niveles históricos, moviendo billones de dólares. Países como India, Estados Unidos y Pakistán marcan el pulso de esta revolución financiera, empujada por la necesidad económica y regulaciones claras.
Este crecimiento ya no es solo por la especulación. Ahora, las cripto avanzan por una mezcla de reglas claras en algunos países y la pura necesidad económica en otros. Estados Unidos, por ejemplo, es el mercado más grande y movió más de un billón de dólares, un 50% más que el año pasado. Pero India sigue siendo el líder global por tercer año consecutivo, con una clase media joven y tecnológica que se suma de lleno a la economía digital.
El secreto de este boom, según los expertos, está en dos patas: la claridad en las regulaciones y la innovación que viene de la gente. Mientras en lugares como Estados Unidos las grandes instituciones se meten de cabeza por las reglas claras, en otras regiones con economías más complicadas, la gente de a pie encuentra en las cripto una solución. Y en el medio de todo esto, las stablecoins son clave, funcionando como un puente entre la plata de siempre y este nuevo sistema.
Acá en América Latina, también estamos en la movida. Brasil se mantiene en el top 5 mundial, Argentina está en el puesto 18 y México en el 19. Con la inflación que nos golpea y las limitaciones de los bancos, las criptomonedas se vuelven una vía de escape, y hasta sirven para mandar plata de un país a otro de forma más barata. Se calcula que la región ya movió más de 250 mil millones de dólares en pagos digitales transfronterizos el año pasado.
Es tan fuerte el fenómeno que hasta en países donde las cripto están prohibidas, como Pakistán, Egipto o Marruecos, la gente igual las usa. Es que la falta de acceso a otras divisas o las restricciones para ahorrar en moneda extranjera empujan a buscar alternativas. Los analistas dicen que las prohibiciones, al final, terminan haciendo lo contrario: la actividad se va por caminos más difíciles de controlar.
En definitiva, las criptomonedas dejaron de ser un jueguito de especuladores para convertirse en una infraestructura financiera real. Con más de 5 billones de dólares moviéndose solo en el primer semestre, ya no hay vuelta atrás. Ahora, el gran desafío para los gobiernos es encontrar la forma de regularlas sin ahogarlas, para que todos podamos aprovechar este nuevo camino.