La esposa de Mariano Grondona no se guardó nada: "Está delicado y nos robaron todo, ¡un quilombo!"
Elena Lynch, compañera del reconocido periodista, habló de la difícil situación de su marido, que hace 13 años sufrió un ACV, y también relató el violento robo que sufrió su casa en Barrio Parque.
Elena Lynch, la mujer que acompaña a Mariano Grondona hace una vida, abrió su corazón en un día movido. Al aire de Puro Show, en El Trece, no solo dio detalles de la salud de su esposo, sino que también soltó la bronca por un robo zarpado que sufrió en su propia casa.La compañera de vida del reconocido periodista contó que Mariano "está delicado" y, por suerte, "no se entera de nada de lo que pasa". Después de 13 años lidiando con un ACV, sumó una doble pulmonía que lo tuvo internado, casi al mismo tiempo que el Papa Francisco. Una situación que lo tiene muy frágil a sus 92 años.Aunque estuvo internado por la gravedad del cuadro, Elena decidió llevarlo a casa. "Está en casa porque es mejor ahí que mal en el sanatorio. Está tranquilo y muy bien cuidado", aseguró, buscando un poco de paz en medio de tanta dificultad. "Es toda una vida juntos, es bravo", cerró, con la voz quebrada.Pero la charla con los medios no terminó ahí. En medio de la cobertura por el robo a Pampita en Barrio Parque, los cronistas se encontraron con Elena Lynch sin saber quién era. Ahí, la mujer aprovechó para contar el calvario que le tocó vivir a ella también.Recordó que su propio robo "quedó grabado" gracias a las cámaras de los vecinos. "Yo vi que eran dos hombres y una mujer. Con muy buen aspecto. Vienen de la 31", relató sin pelos en la lengua, señalando al barrio Padre Carlos Mugica. El hecho fue un 24 de diciembre a la noche, mientras estaban de vacaciones.Lynch fue contundente: "Generalmente entran cuando saben que no hay nadie. A Burlando también le entraron, al otro vecino, a todos los vecinos". Un modus operandi que se repite: siempre por la parte de atrás, por las vías. Incluso, un mes antes, ya habían intentado entrar a la casa de Pampita, pero no pudieron.La reacción de la justicia, según su experiencia, dejó mucho que desear. "O sea, vos denunciás, actuó un juzgado y, ¿qué se determinó? Terminamos casi como estamos hoy acá. Se fueron contentos", ironizó con una amargura que se notaba, dejando claro que la inseguridad es un quilombo que nadie resuelve.