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Genética infantil

La genética determina el llanto de los bebés

Investigación sueca con gemelos muestra que el llanto en bebés depende mayormente de genes, mientras que el sueño y la capacidad de calmarse están marcados por el ambiente familiar y rutinas.

Imagen relacionada con la noticiaCrédito: Diario Popular

Un estudio sueco liderado por Charlotte Viktorsson de la Universidad de Uppsala y el Karolinska Institutet analiza la influencia relativa de la genética y el ambiente en comportamientos claves en la primera infancia, como el llanto y el sueño.

Realizado con una muestra nacional de 998 gemelos, el estudio fue publicado en la revista JCPP Advances y siguió a los bebés a los dos y cinco meses, recogiendo datos mediante cuestionarios a los padres sobre duración del llanto, despertares nocturnos y tiempo para calmarse.

Los resultados arrojaron que la duración del llanto es altamente influenciada por la genética, explicando cerca del 50% de la variabilidad a los 2 meses y hasta el 70% a los 5 meses. Por otro lado, los despertares nocturnos se vinculan mayormente al ambiente familiar, con hasta un 90% de la variabilidad atribuida a factores compartidos en el hogar, como rutinas y entorno.

En cuanto a la capacidad de calmarse, el ambiente es lo más determinante a los dos meses, pero para los cinco meses la genética comienza a explicar más de la mitad de las diferencias, según explicó Viktorsson: "Esto refleja el rápido desarrollo en los bebés y el impacto crucial de los primeros meses".

El estudio destaca que tanto factores genéticos como ambientales son específicos para cada edad, indicando un periodo de alta plasticidad cerebral y adaptación al entorno durante los primeros meses.

Este trabajo aporta un mensaje tranquilizador para las familias, al evidenciar que el llanto tiene una base hereditaria significativa, lo que puede reducir la culpa parental y enfocarse en estrategias para mejorar la calidad del sueño mediante el manejo del ambiente y las rutinas.

Los autores advierten que el estudio se basa en reportes parentales, lo que puede añadir subjetividad, y que aunque los gemelos presentan una oportunidad única para analizar genética versus ambiente, sus experiencias pueden diferir de hijos únicos. Sin embargo, no encontraron grandes diferencias en los patrones comparados con bebés no gemelos.

Los hallazgos subrayan la importancia de considerar tanto predisposiciones genéticas como factores ambientales en la crianza y apoyo a las familias, apuntando hacia futuras prácticas personalizadas para el cuidado infantil.

En síntesis, el llanto y el sueño de los bebés resultan de una interacción compleja y cambiante entre herencia y entorno durante los primeros meses de vida.

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