Polémica por flexibilización de controles en producción de vinos
El Gobierno decidió bajar de categoría al Instituto Nacional de Vitivinicultura, generando polémica entre bodegas y políticos. La flexibilización de controles en la producción y venta de vino divide aguas en el sector.
La movida del Gobierno de convertir al Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) en una simple "unidad organizativa" dentro de la Secretaría de Agricultura está haciendo ruido y no para de sumar opiniones cruzadas en el sector vitivinícola de Argentina. Esta decisión implica una baja en el poder de contralor que tenía el INV sobre la producción y comercialización del vino, y ya empezó a levantar ampollas entre los que defienden un control más firme y quienes piden menos trabas para las bodegas.
El quilombo no es nuevo: en abril pasado, ya había saltado la térmica cuando se discutió eliminar la Corporación Vitivinícola Argentina (Coviar) para bajar costos. Ahora, con este descenso de rango del INV, los mismos que bancaron sacar a la Coviar se pusieron la camiseta para respaldar la flexibilización de controles, buscando que las bodegas tengan más cancha para mover la pelota sin tanto ojo encima.
Esta grieta empresarial y política se profundiza justo cuando el vino argentino viene buscando posicionarse mejor en el mercado, pero la cuestión del control y la regulación sigue siendo tema caliente. La baja del INV promete cambiar el juego y dejar a varios con la mecha corta, porque el tema de la calidad y la transparencia no es cualquier cosa para los consumidores ni para la industria.
