Se arma la polémica por el cambio en los informes del jefe de Gabinete en el Congreso
El proyecto para limitar los temas en las visitas del jefe de Gabinete genera críticas desde varios sectores. Algunos piden consenso sin ley, otros ven un golpe al Ejecutivo. Mientras tanto, Francos se prepara para su próximo informe.

En el Congreso se está armando un buen bardo con la idea nueva que tiene el Ejecutivo para cambiar la forma en que el jefe de Gabinete rinde cuentas. El famoso informe obligatorio que, como dice la Constitución, debe hacer una vez por mes, ahora podría reducirse a tratar sólo dos o tres temas por visita, y ya hay varios que no les cae ni un poquito bien.
El proyecto, que todavía no fue publicado oficial ni nada, lo está manejando el secretario de relaciones parlamentarias, Oscar Moscariello, un tipo con historia en el PRO y Cambiemos, que nunca soltó su lugar en el Partido Demócrata Cristiano. Algunos legisladores tiran buena onda a la idea de simplificar los temas, pero varios critican que eso puede ser un gol en contra para el Ejecutivo libertario, porque quedaría todo demasiado chico y acotado.
Un legislador experimentado tiró la posta: ¿y si un día hay que discutir cinco o seis temas o más? Eso quedaría afuera. Además, se quejan de que muchas preguntas por escrito son al pedo o buscan el show para redes sociales, y que esta propuesta beneficia al Gobierno porque podrían elegir la mayoría de los temas a tratar. Desde otro lado, dicen que no hace falta una ley para cambiar la modalidad, basta con juntar a los jefes de bloque y acordar en Labor Parlamentaria.
Mientras tanto, Guillermo Francos ya se está preparando para su próximo informe en el Senado, previsto para la segunda quincena de abril. En el último informe en Diputados, el peronista disidente Miguel Pichetto se quejó porque los bloques recibieron las respuestas con menos tiempo que los periodistas, y destacó la necesidad de poder repreguntar con tiempo y de manera ordenada.
Francos, por su parte, criticó el aluvión de más de 4.000 preguntas, muchas repetidas, a las que tuvieron que contestar unas 2.300, y dijo que así es imposible mantener una administración eficiente. Está claro que la discusión recién arranca y el Congreso sigue buscando cómo acomodarse para que el jefe de Gabinete rinda cuentas sin armar quilombo.