La Libertad Avanza y PRO Ajustan Cuentas para la Elección en Provincia de Buenos Aires
Con más de mil cargos en juego, la negociación entre La Libertad Avanza y el PRO promete mover el avispero político bonaerense de cara a las elecciones de septiembre y octubre.

Se viene la semana caliente en Buenos Aires: los muchachos de La Libertad Avanza y el PRO están afilando los cuchillos para definir quién se queda con qué en las listas para las elecciones provinciales del 7 de septiembre y las nacionales del 26 de octubre. Tras el primer acuerdo generalizado, lo que ahora se debate es la repartija fina de cargos y boletas en los 135 municipios y las secciones electorales de la provincia. Ojo, que acá la cosa no es joda: hay más de 1000 cargos en juego.
Del lado libertario, la convicción es clara: sin el PRO no hay manera de sacarle al peronismo kirchnerista, pero también tiran su línea con firmeza: "Si el PRO quiere jugar por afuera, sacan 5 o 6 puntos. Si vienen con nosotros, mantienen la vigencia política". Mientras tanto, los macristas, con el mandato de Mauricio Macri sobre Cristian Ritondo, buscan un acuerdo "razonable" para frenar la "destrucción" del kirchnerismo.
Las tensiones ya dan indicios de que la cosa va a estar picante. Por ejemplo, en la Segunda Sección, los hermanos Passaglia decidieron hacer la suya y armar un espacio propio, sin sumarse a la movida del PRO. Y no es el único distrito donde aparecen roces. El sur del Conurbano es territorio caliente, con La Libertad Avanza queriendo meter ficha y el PRO jugándose fuerte con figuras como Diego Santilli, quien podría quedar relegado en la lista.
Además, en la interna libertaria se destaca la figura de José Luis Espert, el preferido por Javier Milei para encabezar la boleta nacional, y que mide como el que mejor figura en las encuestas, incluso por encima de los macristas tradicionales. Mientras tanto, los referentes del parejismo apuntan a hacer "una elección positiva" y sacarle la mayor diferencia posible al kirchnerismo, aunque saben bien que para eso más de uno va a tener que ceder terreno.
En definitiva, en Buenos Aires se viene un verdadero torneo donde no sobran las buenas caras ni los acordes afables. Los dirigentes deberán ponerse la camiseta y, como siempre, que no les agarren con la pala servida. La pulseada está abierta, y con más de 1000 cargos en juego, no van a dejar nada barato.