Con narices naranjas y carcajadas, los Payamédicos sanjuaninos festejan su misión de curar a puro humor
En su día, Fabián Videla, uno de los referentes locales, relata la historia y el crecimiento de los Payamédicos en San Juan, que desde 2012 llevan alegría y alivio a los hospitales de la provincia.
Cada 5 de noviembre, se celebra el Día del Payamédico, un homenaje a esos personajes que usan la risa como verdadero remedio. En San Juan, esta troupe se armó en 2012 y hoy suma 47 valientes que recorren hospitales, clínicas y maternidades contagiando humor, colores y emociones a pacientes y al personal de salud.
El movimiento original nació en Buenos Aires en 2002 gracias al psiquiatra Dr. José Pellucchi, quien encontró inspiración en una peli sobre Patch Adams. Al principio pensaron que solo médicos o enfermeros podían ser parte de este cuento, pero en 2004 entendieron que el poder de la alegría viene de cualquier corazón y abrieron la puerta para todos aquellos dispuestos a regalar una sonrisa distinta, tal como explicó Fabián Videla, coordinador y formador local, en charla con Telesol Diario.
Conocido en el grupo como el "Dr. Naldo", Fabián arrancó este camino en 2016, motivado por acompañar a quienes viven momentos complicados. "Visitaba a niños oncológicos, tanto en su casa como en el hospital, y ahí nomás salió esta idea de ayudar desde otro lado: lo emocional, sacarlos del trance con alegría, relajación y risas que hacen tanto bien", cuenta con el corazón puesto en sus palabras.
Luego de capacitarse en Buenos Aires, hoy es el referente encargado de formar nuevos payamédicos en San Juan, donde preparan su parte teatral y trabajan fuerte con el niño interior, sanando y entregando herramientas para tender una mano cargada de afecto y humor.
Este grupo no solo pisa terapia pediátrica: también llega a neonatología, maternidad, traumatología y áreas de adultos. "Visitamos todo el hospital de punta a punta, jugando con pacientes, familiares, enfermeros, guardias, médicos hasta personas en la sala de espera", agrega Fabián, destacando la amplitud de su misión.
Tras más de diez años cuesta abajo y sin freno, las historias conmueven. Como la de Carlos, amigo y paciente en diálisis que todos los viernes esperaba con una sonrisa a los payamédicos. Cuando uno día ya no estuvo, dejó un mensaje que guardan como un tesoro: "Nuestras visitas le hicieron vivir esa situación de otra manera, y nos agradecía por todo sin que lo sepamos". Un recuerdo que pulsa fuerte en el alma de este grupo solidario.
El grupo crece y suma generaciones: ya llevan seis camadas formadas y siete nuevos estudiantes en plena formación. "Ser payamédico es mucho más que un rol: es nuestra familia naranja, es amor por el otro, es dar más de lo que esperamos, y saber que con amor se puede construir un mundo mejor", sostiene Fabián.
Quienes quieran sumarse pueden buscar a este grupo de almas generosas en Instagram como @payamedicosensanjuan. Los cursos que se vienen arrancan en febrero, después del descanso veraniego. Porque la alegría es medicina y ellos la saben aplicar de punta a punta.