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El Polaco a corazón

El Polaco se abrió a fondo: "Me sacaron una parte de la infancia" por el alcoholismo de su viejo

El cantante reveló el doloroso impacto de la adicción de su padre en su niñez y cómo lo obligó a crecer de golpe, marcando para siempre su forma de amar.

El Polaco se abrió a fondo: "Me sacaron una parte de la infancia" por el alcoholismo de su viejoCrédito: Infobae

El Polaco no se guardó nada y confesó sin vueltas: "No tuve infancia". El popular cantante contó en una entrevista que una parte importante de esos años de pibe "me la sacaron", y aunque es doloroso, fue lo que le tocó vivir. Relató que tuvo que dejar atrás la niñez mucho antes de tiempo, enfrentando situaciones que ningún chico debería atravesar, todo por el alcoholismo de su viejo y un entorno familiar que era un verdadero quilombo.Desde muy chiquito, el artista tuvo que hacerse cargo de cosas que no eran para su edad. Con apenas ocho o nueve años, ya sufría de gastritis por el estrés que le generaba ver a su padre con la botella. "Yo veía lo que el chabón escabiaba y ya me agarraba algo. Era un trauma que tenía yo de chico", reveló. Las mañanas en su casa arrancaban con su viejo levantándose a las 4:30 para tomar ginebra, mientras él y sus hermanos se preparaban para el colegio con "ese dolor de huevos, ese bajón".La vida familiar giraba alrededor de la adicción. El Polaco contó que nunca pudo compartir una cerveza con su padre y que, al contrario, le tocó buscarlo en bares y en la villa por las noches, cuando ya estaba hecho pelota. "Tuve que vivir un montón de cosas que para un chico de ocho o nueve años... no lo vivió nadie", aseguró, aunque siempre trató de ser un buen hijo.Las heridas de esa infancia truncada se notan hoy en su vida adulta, sobre todo en sus relaciones. Confesó que le cuesta mucho enamorarse de verdad y que, aunque tuvo varias parejas y es padre, no está seguro de haber sentido un amor pleno. "No sé si me enamoré alguna vez en mi vida, así, de verdad, no", explicó, aclarando que no es por desprecio a las madres de sus hijas, a quienes considera sus amores.Él mismo ató esta dificultad a la falta de un refugio emocional en sus primeros años. "Siempre que me pongo de novio, en pareja, soy papá de vuelta. Es como que yo quiero tener una familia, la familia que nunca pude tener", reflexionó, buscando armar ese hogar que le faltó.Un momento clave en su adolescencia fue cuando lo internaron en el centro cristiano "Reto a la vida" a los 14 años. Ahí convivió por cinco meses con gente que la peleaba contra adicciones o enfermedades. "Aprendí la vida ahí. Fue un cachetazo, ahí empecé...", recordó. Trabajaba y hacía tareas como juntar verduras en el Mercado Central, experiencias que, según él, le enseñaron a enfrentar la realidad y a ponerse las pilas.La historia del Polaco es un claro ejemplo de cómo la adversidad y la falta de una niñez plena pueden dejar marcas profundas. Pero también demuestra cómo, en medio de tanto quilombo, uno puede aprender y encontrar la fuerza para cambiar el rumbo, buscando esa familia que siempre soñó.

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