Las lecciones de Pablo Aimar: por qué al fútbol "le sobra análisis" y lo que más le gusta de trabajar en la Selección

Pablo Aimar, el que la rompía toda en la cancha con su inteligencia, ahora la sigue descosiendo como técnico. El tipo, después de hacer historia con Scaloni en Qatar, no se guarda nada cuando habla de fútbol. Y en una charla íntima, tiró una frase que te hace pensar.

El "Payasito", en una charla con el canal Club Atlético Rock & Roll, junto a Fernando Belluschi, se puso a filosofar sobre la importancia de la conexión con los compañeros. "Hay compañeros que te hacen mejor a vos. No necesariamente son los más vistosos, los más famosos o los que más goles hacen. Si no que vos cuando ves en la fila que va a salir a la cancha y adelante está él... vos ya sabés que vas a jugar bien. O que tenés muchas más posibilidades de jugar bien", soltó el cordobés.

Y ahí nomás, se acordó de un socio clave: Javier Saviola. "Y a mí me pasó con Saviola, por ejemplo. Porque nos entendíamos, porque veíamos las mismas jugadas. En el fútbol, cuando dos ven la misma jugada es casi inmarcable", tiró Aimar. ¡Qué dupla, eh! Se conocían de memoria, al punto que Aimar lo pasaba a buscar en el auto ¡sin que Saviola tenga registro! "Veíamos la misma jugada. Entonces yo me paraba adelante, abría las piernas, dejaba pasar, él me apoyaba, yo lo volvía a encontrar. Y esa tontería... Por eso le sobra análisis al fútbol. El fútbol es de sensaciones.", agregó.

Aimar también recordó su debut en River, con 16 años. "Tenía 16 años, y recuerdo a esa edad haber pensado: ‘Todavía no. No estoy para esto, todavía me falta’. Estaba seguro de que iba a estar, pero tenía que hacer un proceso de un tiempo más en Reserva. Yo lo tenía clarísimo. Entrenar con Primera, sí". Y ahora, como entrenador de las juveniles, busca transmitir esa experiencia. "Es un placer ver que uno de los que ha hecho el proceso de juveniles, ya está ahí para estar en la Mayor", cerró.

La verdad, escuchar a Aimar hablar de fútbol es como escuchar a un tipo que entiende el juego de verdad. Y encima, se acuerda de los compañeros que lo hicieron grande. ¡Un grande!