UVA o Alquiler: ¿Cuál te deja más seco el bolsillo? ¡Sacá la calculadora!
¿Soñás con la casa propia pero te asustan los créditos UVA? Te contamos cuánto tenés que tener ahorrado y cuánto vas a pagar por mes. ¡Para que no te vendan buzones!

¡Che, gente! ¿Cómo andamos? Acá tu periodista de confianza, trayéndote la posta sobre esa pregunta que nos quita el sueño a muchos: ¿conviene meterse en un crédito UVA o seguir pagando alquiler?
Según un informe de Infobae, la cuota inicial promedio de un crédito UVA está alrededor de los $802.217. ¡Ojo al piojo! Que esa cifra es similar a lo que sale alquilar en Capital Federal. Ahí ya tenés un dato para empezar a pensar.
Ahora, la realidad es que los créditos UVA no están teniendo el éxito que se esperaba. Al principio hubo entusiasmo, pero después la gente se empezó a rajar por la suba de las tasas. Y la verdad, ¿quién no le tiene miedo a que la cuota se vaya a las nubes?
Pero acá viene lo curioso: ¡la gente que sacó los créditos UVA está pagando! La mora es baja, lo que demuestra que muchos se están poniendo las pilas para no quedar en el horno. ¡Un aplauso para esos laburantes!
¿Qué necesitás para entrar en el mundo UVA? Primero, unos buenos ahorros. Para una propiedad de USD 100.000, tenés que tener entre USD 20.000 y USD 30.000. ¡Un montón de guita! Además, los bancos te cobran entre un 4,5% y un 10% de interés anual. El economista Andrés Salinas dice que el promedio está cerca del 8,5%, ¡casi el doble que el año pasado!
Y no te olvides que la cuota no puede superar entre el 30% y el 35% de tu ingreso familiar. ¡Si no llegás, olvidate! Y a todo esto, sumale los gastos de escrituración, impuestos, comisiones... ¡una sangría!
Pero lo más importante es que la cuota UVA se ajusta por inflación. O sea, si los precios suben, tu cuota también. Por eso, tenés que tener un colchón de ahorros para aguantar los embates. ¡O pedirle una mano a la familia!
Entonces, ¿qué hacemos? ¿Nos animamos al crédito UVA o seguimos pagando alquiler? La respuesta no es fácil. Depende de tus ahorros, tus ingresos y tu tolerancia al riesgo. ¡Hacé bien las cuentas antes de meterte en un quilombo!