¡OJITO! Gobierno prende las alarmas por posibles infiltrados iraníes en la triple frontera y refuerza la seguridad
La Casa Rosada recibió datos de la SIDE sobre un ingreso no registrado de un funcionario iraní y redobla controles en la triple frontera con apoyo internacional y despliegue militar.
El Gobierno nacional está con la mecha corta y activó alertas por posibles filtraciones iraníes en la triple frontera, esa zona donde se mezcla todo y donde no se puede aflojar ni un cachito. Según la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE), un funcionario iraní habría entrado al país por el norte sin que nadie lo haya registrado, sumándose a la visita de marzo del exvicepresidente iraní Shahram Dabiri, que pasó piola con una visa de turista y diciendo que era médico, cuando en realidad era parte del gobierno de Masud Pezeshkian.
En la Casa Rosada no se andan con chiquitas y ya están metiendo mano en los controles migratorios y de seguridad, sobre todo en la triple frontera, que califican como un verdadero "colador". Para ponerle el pecho a la situación, están rearmando el equipo de agentes en el norte y armando una base internacional en Puerto Iguazú junto con Brasil y Paraguay, con la ayuda del FBI, que no se quiere perder este quilombo.
Desde el oficialismo tiran que la gestión anterior de Cristina Caamaño en la agencia de inteligencia dejó todo hecho bosta, desarmando un sistema que venía funcionando desde los gobiernos de Macri y Kirchner. Por eso, ahora el Gobierno se puso las pilas y mandó a las Fuerzas Armadas a la frontera. El ministro de Defensa, Luis Petri, firmó un acuerdo con Paraguay para custodiar la zona y pelearle a las organizaciones criminales.
Además, más de 300 agentes federales están en Bernardo de Yrigoyen para luego moverse a Puerto Iguazú, mientras que la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, creó el Comando Unificado Guacurarí para coordinar todo y meterle garra contra los delitos federales.
La frontera con Bolivia también está en la mira, porque ese país quiere reforzar lazos con Irán en seguridad y energía, y en Nación detectaron movimientos sospechosos de sociedades comerciales que podrían ser parte de células de inteligencia iraní. En definitiva, un bardo que no afloja y que el Gobierno quiere cortar de raíz con todo el arsenal que tiene a mano.
