Paredes Volvió, Pero Boca Empató Con Unión y La Bombonera No Perdonó: ¿Hay Que Prender Las Velas?
Leandro volvió con toda la pompa, pero el Xeneize sigue sin levantar cabeza. Empate agónico con Unión, silbidos y la sensación de que falta mucho para ver al Boca que todos queremos. ¡Agarrate, Catalina!

¡Y bueh, gente! El hijo pródigo volvió a casa. Leandro Paredes se puso la azul y oro otra vez, y la Bombonera explotó. Pero la fiesta no fue completa, che. Boca empató 1 a 1 con Unión y dejó más dudas que certezas. ¡Noveno partido sin ganar! La cosa viene fulera.
Desde que pisó el césped, se notó la diferencia. Paredes metió pases, intentó ordenar el mediocampo, pero no alcanzó. El equipo sigue sin encontrar el rumbo. Y mirá que la gente bancó, eh. Pasacalles, ovación, todo el amor para el campeón del mundo. Pero el fútbol es el fútbol, y si la bocha no entra...
El partido fue un embole, seamos honestos. Primer tiempo para el olvido, con pocas ideas y menos llegadas al arco. Unión, bien plantado atrás, esperando su chance. Y la chance llegó, con un gol de Tarragona que heló la Bombonera. Justo cuando entraba Paredes, ¡para colmo!
Pero ojo, que Boca tiene corazón. Y apareció Di Lollo, de cabeza, para empatar el partido tras un córner de Paredes. ¡Un golazo! La Bombonera se vino abajo, pensando que se podía dar vuelta. Pero no hubo caso. El equipo no encontró la fórmula, y el empate terminó siendo un premio demasiado grande.
Russo también tuvo su recibimiento. Ovación para el DT, que volvía a dirigir en la Bombonera después de tanto tiempo. Pero la alegría duró poco. El equipo no responde, y la presión empieza a sentirse. Algunos jugadores, como Palacios, se fueron silbados. La gente no perdona, y menos cuando las cosas no salen.
Ahora, a pensar en la Copa Argentina. El miércoles, contra Atlético Tucumán, hay que poner toda la carne al asador. Porque la gente de Boca se merece una alegría. Y porque, si no, el quilombo que se va a armar... ¡mejor ni pensarlo!
Lo de Paredes ilusiona, eso seguro, pero no es mago. Necesita que el equipo se ponga las pilas y juegue como tiene que jugar. Si no, el retorno del hijo pródigo va a quedar solo en una anécdota. Y la verdad, nadie quiere eso.