De cuartel a símbolo patrio: la casa donde se firmó la independencia argentina
La casa de doña Francisca Bazán de Laguna en Tucumán fue escenario de la declaración de la independencia en 1816, un acto cargado de historia y valentía, con un enigma sobre el paradero del acta original.

Declarar la independencia en 1816 fue un acto de valentía en un contexto de amenazas y tensiones: la presión de José de San Martín, la inminente llegada del ejército español y las propuestas polémicas como la de Manuel Belgrano sobre un monarca inca. En la casa de Francisca Bazán de Laguna, construida en 1760 y convertida en cuartel por Belgrano cuatro años antes, se decidiría el destino de una nación.
La residencia señorial, ubicada en la calle del Rey, Tucumán, sirvió como alojamiento para tropas y almacén de guerra. Allí, el 9 de julio de 1816 a las tres de la tarde se declaró formalmente la independencia. Al día siguiente, un gran baile en el patio celebrado por el gobernador Bernabé Aráoz cerró los actos, donde Belgrano prometió un gran imperio americano. En ese contexto, Belgrano propuso instaurar una monarquía americana con un monarca de la dinastía inca, idea que fue discutida acaloradamente en el Congreso y perdió fuerza al mudarse este a Buenos Aires en 1817.
El acta original, redactada posiblemente por los secretarios Juan José Paso y José Serrano, sigue desaparecida. Fue votada el 9 de julio de 1816 y un texto fundamental que declara la voluntad unánime de las provincias de romper vínculos con España y formar una nación libre e independiente. Se distribuyeron copias en español, quechua y aimara por orden del director supremo Juan Martín de Pueyrredón.
Después del traslado del Congreso y la pérdida del acta, la casa pasó por el deterioro y distintas funciones públicas hasta ser reconstruida en 1941 por el arquitecto Mario Buschiazzo gracias a fotografías y planos antiguos. Fue reinaugurada en 1943, recuperando su valor histórico como símbolo patrio y testimonio de un día clave en la historia argentina.