¡Tremendo bardo en Núñez! Persecución policial terminó con choque, heridos y auto quemado. ¡De San Martín a Figueroa Alcorta!
Una persecución digna de película, ¡pero en las calles de Buenos Aires! Empezó en San Martín por un robo y terminó con choque en Núñez, polis heridos y un auto prendido fuego. ¡Mirá los detalles!

¡Che, qué quilombo se armó anoche en Núñez! Una persecución policial que empezó en San Martín terminó con un choque entre patrulleros, dos policías heridos y un auto incinerado. ¡Una locura total!
Todo arrancó cuando un hombre y una mujer, dos "angelitos" de 38 y 35 años, le chorearon un Peugeot 208 a un tipo en Villa Maipú. Lo encañonaron y se llevaron el auto, ¡como si nada!
La cosa se puso seria cuando los cacos entraron a la Ciudad de Buenos Aires y empezaron a rajar a toda velocidad por Constituyentes, Congreso y Libertador. Ahí se sumó la Policía de la Ciudad a la persecución.
Pero la frutilla del postre fue en Hernández al 2900, esquina Victorino de la Plaza, ¡en pleno barrio de River! Un patrullero de la Provincia, en la desesperación por atraparlos, se dio un palo tremendo contra una casa. Dos oficiales quedaron hechos pelota: uno con un golpe en la cabeza y el otro con fractura de cadera. ¡Los tuvieron que llevar al Hospital Pirovano!
Parecía que los ladrones se habían escapado, pero ¡oh, sorpresa! El Peugeot 208 siguió viaje hasta Manuel García al 1000 y ¡pum!, se estampó contra un árbol y se prendió fuego. Los chorros salieron corriendo, pero no les duró mucho la alegría: los agarraron en Figueroa Alcorta y Basavilbaso. Les encontraron cinco celulares, ¡tremendo botín!
Ahora están a disposición del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional 14. Mientras tanto, los bomberos tuvieron que laburar a full para apagar el incendio del auto, que estaba registrado en La Matanza. ¡Y todavía se investiga si otro choque en Balbín y Congreso tiene algo que ver con todo este bardo!
¡Así que ya saben, gente! Si ven una persecución policial, ¡mejor hagan como el avestruz! ¡Qué quilombo que se armó! Y uno se pregunta, ¿hasta cuándo vamos a vivir estas cosas en nuestro país?