¡Se viene la movida en el IVA para supermercados: compras hasta 10 palos sin percepción!
Desde el 1° de julio habrá fernet sin drama con el IVA: las compras de alimentos menores a 10 millones de pesos en supermercados y minimercados quedan afuera de la percepción. Un alivio para pymes y consumidores.
Desde el 1° de julio, la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA) tiró la posta de cambio en el IVA para los supermercados y comercios de alimentos. Según la Resolución General 5710/2025, las compras inferiores a 10 millones de pesos hechas por consumidores finales quedan fuera del régimen de percepción del impuesto. Eso quiere decir que los supermercados, hipermercados, minimercados y autoservicios no van a tener que cobrar ese recarguito extra cuando vendan al consumidor común.
La novedad apunta directo a facilitar la vida en las cajas: ahora no va más andar pensando si el comprador es consumidor final o no, o si se está pasando de rosca con la cantidad. Basta que la compra sea menos de 10 palos y el IVA no suma percepciones. Así, los más chicos —desde minimercados hasta los changuitos del barrio— y la gente que compra para su casa se ahorran quilombos y peleas en la caja por el famoso "extra".
Antes, si alguien llevaba, por ejemplo, montones de gaseosas o kilos de carne, los comercios tenían que suponer que era para revender y aplicaban un recargo del 5,25% o 10,5% sobre toda la factura, incluyendo el propio IVA. Esto generaba discusiones y más de un cliente dejando la compra a medias. Ahora cambió la regla del juego y la única vara es el monto: menos de 10 millones, sos consumidor final y chau recargo. Y si alguien quería hacer trampa fraccionando la compra para evitar la percepción, ya no le da bola la ley.
El tributarista Sebastián Domínguez, de SDC Asesores Tributarios, aclaró que para las empresas que están en blanco esto no cambia mucho porque igual pueden pedir que les descuenten el IVA, pero para los chicos de barrio y comercios informales es un golazo a favor simplificar todo y no vivir generando conflictos por la percepción. En concreto, quedaron al margen las compras chiquitas y los súper y minimercados pueden laburar sin andar con la mecha corta pensando si el cliente es consumidor final o revendedor grande.
