¡Alerta en las escuelas! Solo el 45% de los chicos entiende lo que lee
Un informe de la Universidad Austral muestra que menos de la mitad de los chicos termina el primer ciclo leyendo bien. El liderazgo de los directivos aparece como la clave para cambiar esta película.
En Argentina, apenas el 45% de los alumnos logra comprender lo que lee al terminar el primer ciclo de primaria, y la cosa se pone más fea en los sectores vulnerables, donde el rezago llega al 44%. Así lo revela un informe de la Universidad Austral que analiza las últimas Pruebas Aprender 2024 y pinta un panorama que no da para más: una verdadera crisis extendida en la comprensión lectora.
Los expertos Juan Assirio y Verónica Poenitz tiran la posta: la solución está en el liderazgo pedagógico de los equipos directivos. Dicen que este es el as bajo la manga para mejorar la lectura, incluso cuando las cosas vienen jodidas.
Los números no mienten: en las escuelas estatales, solo el 40% de los pibes llega al nivel esperado, y en los barrios más complicados la cosa está al rojo vivo. No es solo una cuestión de plata, sino de ponerle garra y cabeza desde la conducción escolar.
Para ponerle un poco de luz, el informe trae ejemplos de afuera: en Estados Unidos, un programa llamado Principal Pipeline Initiative mejoró la lectura en más de 6 puntos percentiles en tres años gracias a la formación y evaluación de directores. En Canadá y Chile también muestran que un liderazgo firme y con foco pedagógico puede sumar hasta medio año más de aprendizaje.
Assirio y Poenitz explican que cuando los directivos se ponen las pilas y acompañan a los docentes, los chicos aprenden más, aunque el contexto sea bravo. Además, el estudio destaca prácticas concretas que funcionan: fijar metas claras, mirar de cerca las clases, dar una mano a los profes, laburar en equipo y meter a las familias en el asunto de la lectura.
Lo más loco es que para lograr todo esto no hace falta un presupuesto millonario, sino compromiso y visión clara. El reciente Plan Nacional de Alfabetización aparece como una chance de oro, pero ojo: su éxito depende de que los equipos directivos se pongan la camiseta y hagan lo suyo.
Como dicen los especialistas, la alfabetización no puede quedar a la buena de Dios: necesita conducción, tiempo y apoyo constante para que los pibes no queden en banda con la lectura.
