Diputados: el Gobierno le baja el pulgar al aumento jubilatorio y sigue el bardo en el Garrahan
La Casa Rosada firmó la negativa para los aumentos jubilatorios que quieren varios sectores y mantienen el quilombo en el Hospital Garrahan por salarios y controles. La pulseada está servida en el Congreso y en la salud pública.
Desde Buenos Aires nos llega una noticia que pinta para quilombo: el Gobierno ratificó que va a vetar de punta a punta los proyectos de aumento jubilatorio que vienen metiendo el kirchnerismo, Pichetto y la izquierda en la Cámara de Diputados. En la Casa Rosada, bien clarito dejaron saber que "no vamos a tocar el Presupuesto", aunque la oposición está dispuesta a ir con todo para tratar de darle un poco de aire a los jubilados y también declarar la emergencia en discapacidad.
Este miércoles se larga una sesión que promete sabor a bardo: varios bloques ya cerraron un temario con chances reales de conseguir quórum y, por qué no, aprobar algunos de los temas clave. En Diputados La Libertad Avanza tiene más cancha, mientras que en el Senado la cosa se ve más complicada. Pero ojo, porque desde la presidencia de la Cámara empezaron a tirar toda la artillería advirtiendo que aprobar estos proyectos puede costarles nada menos que 12.000 millones de dólares, casi 2% del PBI. Martín Menem salió a decir desde su cuenta de X que "se esconden detrás de causas nobles para romper el equilibrio fiscal que nos costó un huevo conseguir".
Por si no quedaba claro, en el Gobierno aseguran que el presidente Javier Milei no le tiembla la mano para usar el veto cuando haga falta, como ya lo hizo el año pasado con aumentos en jubilaciones y universidades. Aunque digan que el veto duele en lo inmediato, prefieren esa rigidez fiscal que arriesgar el negocio con los mercados.
El otro gran capítulo caliente viene del Hospital Garrahan, donde el reclamo salarial viene con fuerza. El Gobierno anunció una suba del bono para los residentes que llevaría su salario neto a 1.300.000 pesos pero los médicos residentes no se quedaron conformes y aseguran que no recibieron oferta oficial alguna. Para colmo, hay un 90% del resto del personal que también quiere su parte y no están invitados a esta negociación.
La Junta Interna de ATE soltó un comunicado advirtiendo que dejar afuera a la mayoría de los trabajadores no hace más que agravar el conflicto, y se prepara una asamblea para seguir definiendo los pasos a seguir. Mientras, el ministro de Salud mantiene la idea del control biométrico para cazar a los ñoquis y cortar con el descontrol, lo que ya generó rechazo y recrudecimiento de las medidas de fuerza.
Este cóctel de política dura, reclamos salariales y control estricto pinta para semanas movidas tanto en Diputados como en los pasillos del Garrahan. Habrá que ver si los que se ponen la camiseta de la salud y los jubilados logran sacarle alguna ventaja al Ejecutivo, o si la mano sigue siendo dura a favor del equilibrio fiscal.
