¡Zarpado escándalo! Influencer santiagueña acusada de usar datos de cinco gobernadores para importar ropa de lujo
Valentina Olguin, influencer y cantante del interior, está metida en un quilombo grosso por usar las identidades fiscales de gobernadores como Jaldo y Kicillof para hacer compras internacionales mayores a las permitidas.
Agarrate Catalina, que la influencer santiagueña Valentina Olguin, de 26 años y más de 400 mil seguidores, quedó en el ojo de la tormenta judicial. El gobernador tucumano Osvaldo Jaldo la denunció porque la chica estaba usando su CUIT para meter ropa desde Estados Unidos, sin respetar los bebitos del régimen courier, ese que permite cinco envíos por año y no quiere ver comercio disfrazado.
Pero lo que pinta más caliente que un horno sanjuanino es que no se quedó solo con Jaldo: también peló las barbas de Axel Kicillof de Buenos Aires, Rogelio Frigerio de Entre Ríos, Claudio Poggi de San Luis y Sergio Ziliotto de La Pampa. Todo con métodos que tienen más vuelta que colectivo en hora pico, y sin pedir permiso.
La mina arrancó como cantante en un grupo de cumbia uruguaya y ahora la embocó como solista. De Nación La Capital porteña, gracias a su emprendimiento de ropa fina en Núñez, pimpió vestidos de hasta 250 lucas y pantalones de 150. La estructura de la manija era usar datos fiscales ajenos para pasar más prendas por encima del techo que el Gobierno impuso para los envíos puerta a puerta.
Los denuncias y allanamientos ya están en marcha con el fiscal José Agustín Chit y el juez José Manuel Díaz Vélez, no es joda. Jaldo lo aclaró bien clarito: acá no hay bichos políticos ni ajuste de cuentas, sino un delito con nombre y apellido. "Esto le puede pasar a cualquiera", tiró el gobernador, y no se guardó nada al decir que hay gente grosa detrás de esta truchada.
Olguin ya dio su versión, defendida por abogada pública, diciendo que primero se pasó su propio cupo y luego se zarpó usando los de familiares y terminó buscando datos de otros. Queda ver cómo sigue este culebrón que pinta para largo, y que deja a las claras que hasta la farándula puede hacer porquerías con el poder y la billetera ajena.
Un recordatorio para todos: ojo con quién confían sus datos fiscales, que la cosa se puede poner más turbia que callecita del Rincón en día de barro.
