Mientras acá la gente la pelea, Awada y su hija se lucieron con manso lujo en el desfile de Dior en París
Juliana Awada y Valentina Barbier se dieron un festín de alta costura en la Semana de la Moda de París, paseando sus looks impecables por desfiles y galas exclusivas, como si nada pasara.
Mientras muchos en Argentina miran el mango, Juliana Awada, la esposa de Mauricio Macri, y su hija Valentina Barbier (fruto de su relación con el conde Bruno Laurent Barbier), se mandaron un viaje de alta gama por la Semana de la Moda de París. El plato fuerte fue el desfile de Dior, donde la ex primera dama, que siempre fue un faro de la moda en el país, se encargó de mostrar todos los detalles del evento más top de la capital francesa.Desde que llegaron al desfile, madre e hija dejaron a todos con la boca abierta con sus outfits pensados al detalle. Juliana se la jugó con un saco blanco, una blusa de encaje que dejaba ver un poquito, jeans rectos, gafas de sol y el pelo suelto, bien de diva. Valentina, por su lado, optó por un vestido largo de gasa color marfil con un tapado beige, botas marrones, cinturón de cuero y una cartera camel. Las dos, de la mano, con las letras gigantes de "Dior" de fondo, parecían salidas de una revista, pura elegancia en medio de la multitud.Pero el show no terminó ahí. Lejos de la calle, la cosa siguió en una de esas galas privadas donde el lujo se va por las nubes. La mesa, zarpada de larga y puesta con una perfección que asusta, tenía vajilla de porcelana, cubiertos dorados, copas de cristal y servilletas bordadas con sus iniciales en color borgoña. Sumale arreglos de flores primaverales y decenas de velas prendidas, creando un ambiente que te dejaba sin palabras. Y para que no queden dudas, la invitación, con el logo de Dior y dedicada a "Madame Juliana Awada", confirmaba que estaban en la flor y nata de la sociedad internacional.La noche siguió con Juliana posando relajada pero siempre elegante, con una blusa negra transparente, una falda de tul con volumen y un peinado simple que realzaba su cara tranquila. Su estilo, siempre auténtico y sofisticado, se mezcló con la onda más juvenil y canchera de Valentina, que también se dio el gusto de probar la tradición parisina en un restaurante clásico. Sentada con una copa de vino tinto, campera de cuero y el pelo recogido, Valentina mostró su lado más distendido, disfrutando de la buena vida.El paseo por la capital francesa incluyó también encuentros sociales bien importantes. En una foto que dio que hablar, Valentina aparece en el centro de un grupo de seis personas, vestida con tonos tierra y beige, rodeada de amigos con mucho estilo y figuras del jet set internacional. Todos posando frente a una puerta azul y dorada que gritaba lujo por todos lados, como si fuera una pintura.Cada foto, cada outfit, cada mesa de lujo que mostraron, deja ver una vida de otro planeta. Juliana y Valentina no solo fueron a los desfiles y fiestas, sino que se encargaron de mostrar cómo se vive la moda mundial cuando uno tiene acceso a todo. Un verdadero álbum de recuerdos de lujo, amor de madre e hija y cultura VIP. Mientras tanto, acá seguimos remando, pero al menos nos enteramos cómo la pasan los que pueden.