¡BOMBA EN BRASIL! El Supremo ordena arresto domiciliario para Jair Bolsonaro con tobillera electrónica
El Supremo Tribunal Federal de Brasil metió preso en casa al exmandatario Jair Bolsonaro por violar medidas judiciales en la causa del intento de golpe de Estado. Ahora debe usar pulsera electrónica y tiene prohibido usar redes sociales.
En un giro que nadie esperaba, el Supremo Tribunal Federal de Brasil le puso un freno de aquellos a Jair Bolsonaro. La Corte ordenó que el expresidente cumpla arresto domiciliario y, para que no se escape ni se mande ninguna, le pusieron una pulsera electrónica en el tobillo.
El juez Alexandre de Moraes no se anduvo con chiquitas: Bolsonaro había incumplido las medidas que le impusieron, usando las redes sociales de sus hijos y aliados para tirar mensajes que, según el fallo, eran un claro estímulo para atacar al propio Supremo y hasta apoyaban una intervención extranjera en la Justicia brasileña.
Para que no queden dudas, el fallo remarca que Bolsonaro violó la restricción sin usar sus perfiles directamente, pero igual la metió. Además, tiene prohibido recibir visitas salvo de familiares directos y abogados, y debe entregar todos los celulares que tenga en su casa.
Esta movida judicial llega después de que, el 11 de julio, la Corte le prohibiera acercarse a embajadas y comunicarse con diplomáticos o investigados en la causa por golpismo. Mientras tanto, la policía federal hacía registros en su casa y en la sede de su partido en Brasilia.
La Fiscalía acusa a Bolsonaro de liderar un complot golpista junto a exministros y militares para seguir en el poder tras perder las elecciones de 2022 contra Lula. Le caen cinco cargos, entre ellos golpe de Estado, con penas que pueden sumar hasta 40 años de prisión.
El fiscal general, Paulo Gonet, fue clarito: "La evidencia es clara: el acusado actuó sistemáticamente para incitar a la insurrección y desestabilizar el estado democrático". Bolsonaro, fiel a su estilo, calificó todo esto como una "cacería de brujas", usando la misma frase que su amigo Donald Trump.
Mientras Brasil sigue de cerca este escándalo, la pregunta queda picando: ¿Hasta dónde llegará esta novela política que tiene a Bolsonaro con la pulsera puesta y bien vigilado?