De Brooklyn al Ring: La Historia Salvaje de Mike Tyson, del Acoso en las Calles al Ícono Mundial
Antes de ser "Iron Mike", fue un pibe de Brooklyn marcado por la pobreza y el bullying. Te contamos la historia cruda de Tyson, desde los robos hasta ser campeón, y cómo las tragedias lo marcaron a fuego.

¡Agarrate, porque la historia de Mike Tyson es más heavy que piña de Rocky Balboa! El tipo que te hacía temblar frente a la tele, el que parecía indestructible, tuvo una infancia más dura que laburar en la construcción con 40 grados.
Olvidate del apodo "Iron Mike". Antes de eso, Mike Tyson era un pibe flaco y tímido de Brooklyn, Nueva York, criado en medio de la pobreza y el choreo. Su viejo lo abandonó cuando tenía dos años y la relación con su vieja, Lorna, era más fría que abrazo de suegra.
"Nunca vi a mi madre orgullosa de mí", contó Tyson. ¡Tremendo! El bullying era moneda corriente. Se metían con él por gordo y por miedoso. Pero un día, cuando le mataron una paloma (¡las palomas eran su cable a tierra!), explotó. Ahí nació el Tyson que todos conocemos.
La calle lo fue llevando por el camino del choreo. A los 13 años, ¡lo habían arrestado 38 veces! Hasta que cayó en un reformatorio y ahí, un ex campeón amateur, Bobby Stewart, le vio pasta de campeón. Lo puso en vereda y lo presentó a Cus D"Amato, un entrenador que fue como un padre para él.
"Cus tuvo un impacto enorme en mi vida. Fue como mi tutor, una figura paterna. Nunca supe lo que era tener un padre", admitió Tyson.
Bajo la tutela de D"Amato, Tyson se puso las pilas y empezó a romperla en el boxeo. Pero la vida le tenía preparadas otras piñas. En 1982, se le murió la vieja. Y en 1985, antes de verlo campeón, falleció D"Amato. ¡Un golpe bajo terrible!
El 22 de noviembre de 1986, con 20 años, Mike Tyson se convirtió en el campeón mundial de peso pesado más joven de la historia. ¡Un golazo! Pero la vida personal era un quilombo. Adicciones, problemas con la justicia (en 1992 fue condenado por violación)... La fama y la guita no siempre traen felicidad.
Ahora, con 58 años, Tyson sigue dando que hablar. Volvió al ring, se muestra vulnerable y habla de sus problemas de salud mental. Demuestra que hasta los más duros tienen su corazoncito.
La historia de Mike Tyson es una lección: no importa de dónde vengas, podés llegar a lo más alto. Pero también te muestra que las heridas de la infancia pueden marcarte para siempre. Queda picando, ¿no?