Juicio por YPF: cómo sigue la demanda en EEUU y cuándo el Estado deberá pagar un fallo que ya superó los USD 17.000 millones
La justicia yanqui falló contra Argentina por la expropiación de YPF y ahora podríamos perder el control de la empresa. ¿Qué quilombo se viene ahora? Te lo contamos con pelos y señales.
¡Agarrate, vecino, que acá vienen curvas! ¿Se acuerdan cuando Cristina nacionalizó YPF? Bueno, parece que la jugada no salió tan redonda como pensábamos.
Resulta que Loretta Preska, una jueza yanqui con nombre de heroína de telenovela, falló en contra de Argentina por la forma en que se hizo la expropiación allá por el 2012. ¿El resultado? Podríamos perder el 51% de las acciones de YPF, nuestra petrolera de bandera, esa que labura a full en Vaca Muerta y nos promete exportar gas a lo loco.
¿A quién le entregaríamos las acciones? A Burford Capital, un fondo buitre inglés que se especializa en estos juicios internacionales. ¡Un golazo para ellos!
¿Qué pasó exactamente? La jueza dice que el gobierno de Cristina Kirchner le pagó muy poco a Repsol (la empresa española que era dueña antes) y se olvidó de los demás accionistas. O sea, que hicimos las cosas mal, aunque la idea de recuperar YPF fuera buena.
¿Y ahora qué hacemos?Javier Milei ya avisó que vamos a apelar. Pero la cosa no es tan fácil, porque la jueza está enojada y quiere que negociemos con Burford. ¡Y ninguno de los presidentes que pasaron por esta causa quiso sentarse a charlar con ellos!
La cosa está así: o pagamos los 16.000 millones de dólares que nos reclaman (¡una fortuna!), o arreglamos con los ingleses. Y si no hacemos ni una cosa ni la otra, corremos el riesgo de que nos embarguen. ¡Un verdadero quilombo!
Para colmo, las acciones de YPF ya se fueron al piso en Wall Street y el dólar se disparó. ¡Como si no tuviéramos suficientes problemas!
Esperemos que nuestros representantes se pongan las pilas y encuentren una solución antes de que nos quedemos sin la gallina de los huevos de oro. Porque si perdemos YPF, nos quedamos sin nafta y sin futuro. ¡Y eso no se lo vamos a perdonar a nadie!
